Como a veces ocurre con los sucesos grandiosos, el surgimiento en Santiago de Cuba de “Magic Sax Quartet”, una de las agrupaciones de su tipo más prestigiosas de Cuba, partió de “descargas informales”. Eran cuatro jóvenes músicos, empeñados en hacer algo diferente en su “momento libre”, luego de las actuaciones o los ensayos del espectáculo del cabaret Tropicana Santiago donde ellos eran de la orquesta acompañante.
El piquete sonaba bien y se divertían tanto, que ni cuenta se daban: estaba en ciernes un grupo portentoso. Fueron tantas las opiniones favorables que en 1995, oficialmente, surgiera el cuarteto que hoy celebra sus primeras tres décadas.
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El ensayo tiene lugar en la Sala de Conciertos Dolores. El calor es agobiante al mediodía de este 11 de junio. Repasan sus temas y otro que interpretará con ellos Yoel Leyva (“Perdone usted”, número bellísimo de Enrique Bonne), en el concierto de aniversario con el que “Magic…” festejará. Minutos después tengo frente a mí a Juan Chacón González, el director del cuarteto.
“Los primeros integrantes del grupo: Julio César González Simón, en el “alto”; Rey Amauri Burgos Delís, en el tenor; Oscar Galán Ruiz, en el barítono, y yo, Juan Chacón González, en el soprano”.
La idea de formar el cuarteto fue de Chacón, quien ya traía esa inquietud desde la época en que estudiaba en la Escuela Nacional de Arte, inspirado en su profesor, Carlos Averhoff, quien tenía un cuarteto de saxofones.
“Fue la primera vez que yo vi esa formación y me quedó por dentro la idea… de hecho, en la ENA hicimos un quinteto de saxofones que se llamó Quibú sax. Cerca de la escuela pasa el río Quibú y el director del centro sugirió ponerle así al grupo y hasta tocamos en el 2. Festival Jazz Plaza. Cuando llegamos a Santiago de Cuba resulta que coincidimos los cuatro en la cuerda de la orquesta del cabaret Tropicana y enseguida pensé: esta es la oportunidad.
El “Magic Sax Quartet” hoy lo forman: Julio César, Rey Amauri, Juan Chacón, y la nueva adquisición: Juan Félix Vázquez, alias Pupini, todos son profesores en el Conservatorio Esteban Salas; dos tienen nivel superior y dos medio superior.
Están orgullosos porque han logrado una empatía muy especial con el público. Se debe al corte popular de sus interpretaciones y que no suenan plano sino con matices, “con colores” en su música, afirma Chacón.
Explica el Director del grupo, los cambios sucesivos en el saxo barítono: “… los baritonitas son los más jóvenes y estos siempre están llenos de inquietudes. Además, es un trabajo muy difícil; es un instrumento muy grande, muy pesado. Son los jóvenes los que asumen esa posición y también los que cambian con frecuencia”. Y añade:
“Este es un cuarteto clásico de saxofones, formación que viene de Francia: soprano, alto, tenor y barítono. Allá tocan música más clásica. Y nosotros qué hicimos: aunque empezamos de esa manera, cambiamos un poco e hicimos un trabajo más inclinado a lo popular para que llegara a todos los públicos”.
Ensayar mucho y estudiar mucho, individualmente y colectivamente, son premisas que cumple el grupo. “Este trabajo es una esclavitud pero una esclavitud agradable porque nos gusta”.
Sin ánimos de hacer historia, Chacón refiere a algunas personalidades del saxo en Santiago de Cuba: Luis Mariano Mercerón, el profesor José Pérez Calderón, “Chepe” (enseñó a tocar el instrumento a Chacón), fundador de la escuela de saxofón en el Conservatorio saniaguero; Pucho Calzado, el padre de Osmundo Calzado; el propio Osmundo Calzado, Enrique Acosta, Aldo Medina…
Quien escucha a Magic Sax Quartet, de inmediato se percata que está ante una magnífica obra de arte musical. Y eso también pondera a los arreglistas “una labor muy complicada –dice Chacón-, muy seria, hecha por profesionales, por músicos excelentes Y tenemos la suerte, desde el principio, de contar con el aporte de maestros como Ernesto Burgos Osorio, Guido Medina, Conrado Monier, Iván Acosta, Joaquín Betancourt… en fin, muchas personas que escriben para el cuarteto. Y también nosotros hacemos algo”. Todo esto se resume en una discografía importante con fonogramas hechos aquí y en el extranjero.
En la trayectoria de “Magic Sax Quartet” en estos 30 años, aparecen referentes, por ejemplo tres profesores de la ENA: Averhoff, el Chino Lam y Miguel Ángel Villafruela, graduado con medalla de oro en el Conservatorio de París. Villafruela fue quien abrió el nivel superior del saxofón clásico en Cuba, aunque Averhoff tiene el mérito de elevar el nivel del saxofón popular.
“Y antes que nosotros, estuvieron el cuarteto Habana Sax, y el cuarteto Arsis, de Pinar del Río”. Pero hay un aspecto que distingue a “Magic…”: no se parece a nadie; tiene identidad propia.
Añadió, que el grupo “ha tenido resultados de todo tipo: internacionales, nacionales; participamos en un evento internacional, América Cantad, en La Habana, al que fuimos seleccionados junto a Chucho Valdés y Omara Portuondo, en un ´Amadeo Roldán´ abarrotado de extranjeros”.
“Magic…” abrió el espectáculo y el mismo organizador que primero le decía ´son 20 minutos nada más; no pueden pasarse´, al ver aquel auditorio de pie aplaudiendo con delirio, entonces hacía señas desde abajo, para que siguieran. Fue un éxito total.
“También, hicimos dos giras nacionales, con muy buenos resultados”. E internacionalmente, a Europa la han paseado, y en Suramérica: Brasil, Guyana, Jamaica; igual, tienen buenas experiencias de giras con Guy Bertrand, francés que los ha ayudado mucho.
“Ahora, en marzo, fuimos a Canadá, invitados por Jane Bunnet, saxofonista canadiense que hace 25 años grabó el disco ´Alma de Santiago´ junto a nosotros, que tuvimos el peso principal del fonograma, y la conga de Los Hoyos, Tiburón Morales y otros artistas santiagueros. Ese disco estuvo nominado al Premio Grammy anglosajón. Hicimos un viaje maravilloso”.
Con un panorama tan diverso en su repertorio y 30 años de trabajo, la fortaleza musical del cuarteto descansa “en la música cubana, en el son, el danzón porque es lo de nosotros. Te pongo un ejemplo: hay una obra ´María en la playa´, de Compay Segundo, cuando nosotros tocamos eso es algo increíble lo que pasa en el público. Siempre es así. Una vez en Francia nos precedieron en la actuación, varios cuartetos franceses de altísima calidad. Hubo tensión hasta que dijimos ´caballeros, ya. Vamos a poner lo de nosotros´. Salimos con la música cubana: Lágrimas negras y otras más y finalizamos con ´María en la playa´. Aquello se cayó. Después vino una banda francesa para el cierre y los organizadores nos pidieron que volviéramos al escenario a finalizar”.
En sentido general, Magic Sax Quartet es ya un emblema del pentagrama en Santiago de Cuba y el país, y como músicos “estamos muy contentos de haber llegado a 30 años de trabajo. Lo único que pedimos es más comprensión para la música de concierto. Por lo demás estamos orgullosos”.
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